"no mires al sol o te quedarás ciega" pero a veces tienes tantas ganas de comprender algo,
que te arriesgas a quedarte ciega por ver fugazmente en que consiste todo."
Abducidos (Taken) Serie de televisión.
Cosas no dichas. Cosas que no sabemos. Cosas que nos guardamos. Cosas que no nos dicen y no decimos. Cosas que nos callan y nos callamos y por qué motivos tan personales, tan confusos, tan pesados, tan absurdos, tan vanos. Se calla por piedad, por no hacer daño, por no cambiar las cosas, por evitar las consecuencias de la verdad amordazada. Se calla por pudor, temor, por instinto de protección, por permanecer a salvo, por ocultar la herida y la vulnerabilidad, porque hablar a veces es como desnudarse. Se calla por egoísmo, por conservar algo propio y paladearlo a escondidas, para que opiniones ajenas no manchen con sus juicios fáciles, implacables o errados los recuerdos nuestros, más nuestros, y las verdades nuestras, más nuestras. Se calla por desconfianza, por sospechar y evitar la incomprensión y la distorsión del otro y su mirada. Se calla para olvidar, con la esperanza de que de verdad lo que no se nombra no exista y de que si no se nombra con insistencia termine por desaparecer. Se calla por nada, por no hacer el esfuerzo, por dejarlo para otro día, por pensar que no merece la pena, por darlo todo por sabido. Se calla por azar, un azar siempre fingido que nos sirve de coartada y excusa, porque no apareció ni la ocasión, ni el momento, ni las alas que abrieran la puerta a las palabras. Cosas que habremos callado y cosas que no nos habrán dicho. Cosas que habremos ignorado que nos hubieran cambiado, nos hubieran importado, nos hubieran aliviado, nos hubieran iluminado, nos hubieran agobiado o nos hubieran aplastado. Cosas que no han existido sólo porque alguien ha callado.
Cosas no dichas. Cosas que no sabemos. Cosas que nos guardamos. Cosas que no nos dicen y no decimos. Cosas que nos callan y nos callamos y por qué motivos tan personales, tan confusos, tan pesados, tan absurdos, tan vanos. Se calla por piedad, por no hacer daño, por no cambiar las cosas, por evitar las consecuencias de la verdad amordazada. Se calla por pudor, temor, por instinto de protección, por permanecer a salvo, por ocultar la herida y la vulnerabilidad, porque hablar a veces es como desnudarse. Se calla por egoísmo, por conservar algo propio y paladearlo a escondidas, para que opiniones ajenas no manchen con sus juicios fáciles, implacables o errados los recuerdos nuestros, más nuestros, y las verdades nuestras, más nuestras. Se calla por desconfianza, por sospechar y evitar la incomprensión y la distorsión del otro y su mirada. Se calla para olvidar, con la esperanza de que de verdad lo que no se nombra no exista y de que si no se nombra con insistencia termine por desaparecer. Se calla por nada, por no hacer el esfuerzo, por dejarlo para otro día, por pensar que no merece la pena, por darlo todo por sabido. Se calla por azar, un azar siempre fingido que nos sirve de coartada y excusa, porque no apareció ni la ocasión, ni el momento, ni las alas que abrieran la puerta a las palabras. Cosas que habremos callado y cosas que no nos habrán dicho. Cosas que habremos ignorado que nos hubieran cambiado, nos hubieran importado, nos hubieran aliviado, nos hubieran iluminado, nos hubieran agobiado o nos hubieran aplastado. Cosas que no han existido sólo porque alguien ha callado.